Copyright Tommaso Giuntini, 2009, Etiopia
“Me llamo Eva, que quiere decir vida. Nací en el
ultimo cuarto de una casa sombría per eso no
logró hacerme melancólica, porque vine al
mundo con un soplo de selva en la memoria.
Aparte de ayudar en las tareas domésticas, no
tenía otras obligaciones, vagaba husmeando la
flora y persiguiendo a la fauna, con la mente
plena de imágenes, de olores, colores y sapore,
de cuentos traídos de la frontera y mítos
arrastrados por el río.
El viaje comenzó por mesetas abruptas donde
por las noches se helaban los piensamientos,
pero nada sorprendió a la niña, pues quien ha
abierto los ojos en el territorio más alucinante
del mundo, pierde la capacidad de asombro.
Y Eva observaba a la gente tratando de adivinar
sus vidas y secretos, sus virtudes y aventuras.
Regresaba a la casa con los ojos ardientes y el
corazón de fiesta. ”
Eva Luna, ISABEL ALLENDE, 1987
ultimo cuarto de una casa sombría per eso no
logró hacerme melancólica, porque vine al
mundo con un soplo de selva en la memoria.
Aparte de ayudar en las tareas domésticas, no
tenía otras obligaciones, vagaba husmeando la
flora y persiguiendo a la fauna, con la mente
plena de imágenes, de olores, colores y sapore,
de cuentos traídos de la frontera y mítos
arrastrados por el río.
El viaje comenzó por mesetas abruptas donde
por las noches se helaban los piensamientos,
pero nada sorprendió a la niña, pues quien ha
abierto los ojos en el territorio más alucinante
del mundo, pierde la capacidad de asombro.
Y Eva observaba a la gente tratando de adivinar
sus vidas y secretos, sus virtudes y aventuras.
Regresaba a la casa con los ojos ardientes y el
corazón de fiesta. ”
Eva Luna, ISABEL ALLENDE, 1987
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